martes, 14 de diciembre de 2010

Lunes 13

Estábamos desayunando cuando suena el timbre, el remis llegó, son las 8:50. -¿No venias a las nueve y media?- a lo que contesta. -Me dijeron a las nueve.

Terminamos de desayunar, salimos, embotellamiento en panamericana. Llegamos al aeropuerto y mientras hacemos el chek in... despachamos el equipaje , una de las mochilas se cae de la cinta... ¿presagio?

¿mi teléfono? Quedó en el auto. Llamamos a la oficina para que se comuniquen con la agencia. El remis ya estaba realizando otro viaje, lo esperamos en la puerta A1. Luego de varios llamados llega. Teléfono recuperado.

Embarque, despego, turbulencias, caja de aerolíneas con una torta que se podría guardar para construir una casa, el pasajero de al lado mira mujeres en bolas de la revista hombres, faltan 20 minutos para aterrizar, aterrizamos.

Esperando en la cinta trasportadora pasan diez valijas, se detiene la cinta. Sale un hombrecito desde atrás y dice: no hay mas valijas acá, reclamen en el mostrador. Mientras tanto Carlos manda un mail diciendo que el informe de Chaco esta todo cortado, no hay coherencia entre el párrafo de la pagina 21 con el de la 22 y así sucesivamente. Me voy al mostrador con las 20 personas a las que les falta su equipaje también.

-Hubo un problema: congestión en la cinta de equipajes, las valijas no subieron al avión, vienen en el vuelo de las 22. Lo que le proponemos es anotar en una hoja las direcciones en donde se alojan y nosotros se los enviamos

-Pero nosotras estamos en tránsito!

-Si ustedes me dicen donde van les mando el equipaje en colectivo

-es que a donde vamos nosotras no llega ningún colectivo al menos que alquiles una 4x4

Entre idas y vueltas, con un dialogo amable se resuelve que Aerolíneas nos da un baucher para el Hotel Salta con almuerzo, cena y desayuno incluido, allí esperaríamos a las valijas.

Mientras esperamos que nos reserven el hotel... -¡la señora!

Un par de adultos mayores intentan subir en la escalera mecánica, suben de costado: a la una, a las dos y a las tres!. con el envión se agarran de la baranda y dan un paso al escalón en movimiento. Quedan los dos parados de costado tambaleándose. El hombre se logra agarrar con las dos manos y sigue subiendo mientras la mujer intenta estabilizarse. Da un paso y plaf! ¡LA SEÑORA! vuelan los dientes y queda culata pa riba, boca abajo, brazos extendidos y subiendo la escalera. Ante el grito llegaron dos policías, un enfermero y un tipo con un handy bajando la escalera para asistirla. Paran la escalera y le ponen la dentadura. El hombre geronte de boina, pantalón pinzado, tiradores y camisa a rayas siguió su curso, se bajo de la escalera y observaba desde arriba.

Nos dan nuestro baucher, nos damos vuelta y estaba nuestro chofer para entregarnos la camioneta. Mientras cargamos nuestro único equipaje -una mochila- y nos subimos a la camioneta, Daniel nos dice: -ustedes a dónde van?

-Hoy nos quedamos acá (bla bla bla bla) y mañana vamos para Orán

-yo les quería decir que la camioneta esta fallando, quisiera que la prueben. Yo ya avisé a la agencia y les están preparando otra camioneta que se la podríamos entregar en el cruce de Pichanal mañana.

Cuando intentamos salir del aeropuerto la velocidad máxima alcanzada era de 70 km/h y teníamos un tacómetro lleno de información que cada 10 segundos pitaba. No pudimos desconectarlo. Así fuimos hasta nuestro hotel: llamando por teléfono a la agencia a la que le alquilamos la camioneta, pip, llamando a la oficina para avisar del día de laburo perdido, pip, y reorganizando la salida al día siguiente, pip.

Llegamos al hotel, no registramos y peguntamos si podemos almorzar (son las 15:30). En el restaurante nos dicen que están de reformas, recién a la noche lo habilitan, no hay nada para almorzar.

Pasamos el día… a las 23 el recepcionista del hotel nos informa que llamaron de Aerolíneas informando que había posibilidades de que el vuelo se haya cancelado. Las valijas no llegaron. No hay noticias y nuestro chofer no atiende su teléfono para ponerlo al tanto de las circunstancias. Son las 2 de la mañana del martes 14 y mientras escribo esta crónica con la derecha en la izquierda tengo el teléfono con una musiquilla sonando y cada tanto una voz me dice: -todos nuestros representantes están ocupados en este momento, gracias por esperar.

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